Saturday, August 30, 2008

Deux jours à tuer


Interesante premisa inicial, decir la verdad antes de que nos maten las palabras. Elogio de la estulticia, la astucia y audacia de decir lo que callamos por temor a represalias. Nuestra vida mentirosa de verdades. Cada secreto una renuncia, cada mentira una derrota. Ese irrefrenable deseo de sinceridad que nos hace llorar. Todas esas pequeñas concesiones sobre las que construimos nuestra vida. Rebelarse para revelar la miseria del otro, la indigencia moral que aceptamos como un mal menor. Todo es mentira la verdad parece decirnos el protagonista: creativo publicitario de éxito, padre de dos y marido de mediocre edad. Pierde fuerza en todo caso el planteamiento narrativo cuando descubrimos que hay un oscuro secreto que explica este comportamiento suicida que no conduce a ninguna parte. Dejad de amarme para que yo pueda armarme de valor. Mi vida sin mí, la vida de los otros. Morir sin haber aprendido nada, sin arrepentirse de lo que dejamos atrás.
Prefería yo esa singular sinceridad de arremeter contra todos y contra todo. La verdad al desnudo que no es lo mismo que sin ropa. Una mirada sincera dirigida en primer lugar hacia uno mismo y después a algunos de los otros. Rousseau está presente en ese ejercicio de funambulista en el que no queda títere con cabeza. El espectáculo debe continuar. Un padre inconstante y sincero que vive en su retiro irlandés en Connemara, pescando, remando al viento.

Sunday, August 10, 2008

Caótica Ana


Caótico Medem en su coartada narrativa, una cuenta atrás algo más que previsible en un descenso hipnótico a los infiernos. Miles de vidas en un instante. Las oscuras simas de la identidad, la esquiva realidad cotidiana. Parece que Medem ha leído con atención la Psicomagia de Alejandro Jodorowsky y ha quedado prendado de la idea de la sanación a través de una magia hipnótica. Yo sinceramente me quedo con el teatro pánico digno heredero del teatro del absurdo en una progresión natural desde Beckett y Brecht hasta nuestros días, o incluso con los experimentos visuales, con películas de culto como El topo.
Lo cierto es que cuando Medem nos propone en un penúltimo viaje a vidas anteriores de Ana, adentrarnos en la reserva india, esperamos con regocijo que abandone la ya aburrida coartada de la inducción hipnótica y abra nuevas puertas con la experiencia mística del peyote por ejemplo. Unas gotitas de Castaneda no habrían venido nada mal a este cóctel de reminiscencias hippies. Para cantos a la libertad sin lugar a dudas prefiero volver a ver Easy Rider. No me interesan las vivencias poéticas de alemanes trasnochados en cuevas ibicencas.

Friday, August 08, 2008

Akitsu onsen



Yoshishige Yoshida uno de los máximos exponentes de la nouvelle vague japonesa decide explorar el género del melodrama. Una Madame Butterfly, en tiempos de guerra, se enamora de un soldado japonés que no americano. Soldado tuberculoso con veleidades literarias que ha decidido quitarse la vida y se dirige a un balneario para poner fin a sus días en el valle de Akitsu. Un joven Werther oriental que no sufre de desamor sino que trata de huir de un amor más allá de la muerte. Repite un verso sin cesar como si se tratara de un salmo. Rimar es un juego sin rostro. El verso es suyo, banal, sólo el tiempo y una vida entera pueden justificar un verso.
La cámara panorámica y paisajística de Yoshida nos conduce desde los valles nevados a los ginkos en flor. El ir y venir de las estaciones, los años que pasan sin sentirlos. Un amor imposible que pudo morir antes de nacer. Ese suicidio a dos que se convierte en la inmolación de uno solo.

Tuesday, August 05, 2008

Once upon a time in America



Érase una vez la prohibición, el sindicato del crimen, las destilerías clandestinas. Siempre despierta una oscura fascinación en el espectador la poética de la violencia, los códigos de honor de los delincuentes, la ley de la calle. Quizá porque nacimos domésticos y la jungla y sus criaturas nos retrotraen a un estadio primitivo de la conciencia. Esta no es una película al uso en cualquier caso. Lejos de la complacencia y magnificencia de las grandes sagas como El padrino, en la larga tradición del cine de gangsters americano de los años 30 con James Cagney dando vida al paradigma del mal en cintas como Los violentos años veinte o Enemigo público número uno, Sergio Leone consigue realizar una buena película a partir de una novela mediocre. Lejos muy lejos del Cotton Club de Coppola o de Billy Bathgate basado en la novela de E.L. Doctorow con Dustin Hoffman dando vida a Dutch Schultz, la novela en la que se basa la película es obra de un insider, de un arrepentido, pero The hoods de Harry Grey es desigual en su planteamiento narrativo.

Saturday, August 02, 2008

Vals con Bashir



Las animaciones que se inspiran en comics causan furor en tiempos de penumbra. Sombras temblorosas en la caverna. La linterna magica que nos guia. Primero fue Persepolis de Marjane Satrapi autobiografia ilustrada de una hija del exilio, esbozo de una sociedad irani enferma que trata de recobrar su identidad cultural perdida durante el regimen de los ayatollahs. Ahora es el Vals de Bashir el que llega a la gran pantalla con las inconfesables matanzas de la comunidad musulmana perpetradas por los falangistas catolicos con el beneplacito de las tropas israelies en el Libano de las postrimerias de la toma de Beirut. Sabra y Chatila, refugiados palestinos sorprendidos y masacrados.

Ariel Sharon aparece como una voz en off. Presencia perniciosa que mira sin ver, y otorga sin pensar (...)

Experimento perverso el de inducir a recordar lo que nunca sucedio. Freud y sus secuaces, el arte de la seduccion. La inteligencia es traicionera y solo es capaz de pensar en las categorias que ella misma engendra. Olvidar para tener pasado, recordar para tener destino. Inventar lo que no se puede negar porque jamas ha sucedido. La guerra, violencia cerrada, celosa de si misma. Agotar la vida en la vida, la muerte en la muerte.

La obsesion del nacimiento procede de una exacerbacion de la memoria. La omnipresencia del pasado. La guerra es un renacer sin historia. Los soldados, hombres que se tornan niños. Niños que se hacen hombres antes de tiempo.

Poco o nada tiene que ver la mirada implacable de Ari Folman sobre la historia del conflicto israelo-palestino con la iconoclasta y gamberra de Joe Sacco en su nada cómico cómic Palestina. No por casualidad lo prologó el malogrado Edward Saïd.