Wednesday, June 24, 2009

Twilight


El género vampírico es viejo como el cine, desde el Nosferatu de Murnau y M. de Fritz Lang hasta el Vampyr de Dreyer. Sin olvidar el clásico Drácula, de Tod Browning con el inmortal Bela Lugosi y el disparatado Baile de los vampiros de Polanski. Coppola resucitó el mito adaptando la novela homónima de Bram Stoker sin reparar en los gastos. Twilight desgraciadamente no se enmarca en esta ilustre genealogía. Hay que ir a buscar a la televisión y sus series vampíricas de los 90 para entender el fenómeno de la bit lit y su salto a la gran pantalla. Buffy la cazavampiros es indiscutiblemente el correlato televisivo de Crepúsculo.
El cine adolescente siempre adolece de lo mismo, es plano, carca y maniqueo en sus planteamientos. El cine de vampiros adolescente sigue las mismas convenciones que el de terror. Son siempre los chicos y chicas malas que beben, follan y se drogan los que acaban muriendo a manos del asesino en serie o el personaje sobrenatural de turno. En el caso de Crepúsculo los vampiros buenos son insoportablemente clase media acomodada viviendo en casas de ensueño que recuerdan insistentemente al proyecto Fallingwater de Frank Lloyd Wright. Los vampiros malos en cambio tienen el pelo largo y sucio visten a lo hippy y han heredado el miserabilismo de los baby boomers. El mensaje subliminal es tan burdo que resulta hasta gracioso.

Wednesday, June 10, 2009

Ta divna splitska noć


La cinematografía balcánica se caracteriza por el exceso. Todo supera los límites de lo real, la unidad de espacio-tiempo-acción tan pronto se socava como se asume con decisión. Bodas que se extienden a lo largo de semanas y que engendran nuevas bodas. El miedo al enemigo que como la novedad se cree erroneamente viene siempre de fuera y acaba apuñalándonos por la espalda. En esta fábula-junkie ambientada en Split confluyen elementos dispares. En el cielo sobre Split aparece un ángel inopinado, un joven enamorado en un viaje inducido por el LSD. Los personajes se suceden en una ininterrumpida introducción: una prostitua de ocasión, un marinero suicida, un héroe de guerra que se folla a la mujer de su camarada de armas, muerto en el frente, una estrella de la música popular, traficante y rey del submundo, un camello de poca monta que crea su miserable red de dependencias e influencias. El único argumento, el paso del tiempo. El año nuevo que traerá novedades.
Las historias paralelas, líneas narrativas conflictivas que se suporponen, personajes que se repiten. Coincidencias que no quieren ser casualidades. Todo ello produce un cierto hartazgo. Desde Short Cuts del inmenso Robert Altman basándose, como no podía ser de otro modo, en las historias de Raymond Carver, parece que todo director de cine que se precie quiere imponernos la misma estructura fílmica con irregulares resultados. Desde un Iñárritu que cree descubrirnos el cine con cada nueva película y no hace sino confirmar que es director de una sola y que más nos valdría esnifar los 21 gramos y leer el Babelia, a la interminable sucesión de Magnolias y demás flores del mal.

Monday, June 01, 2009

Millenium



El cine negro trata de fascinar al gran público con el efecto multiplicador de los asesinos en serie. Ya no se trata de descubrir si el asesino es el mayordomo sino de encontrar el método que subyace necesariamente a toda locura. Aun así hay claves del género que siguen en vigor, los lugares apartados de difícil acceso, las reuniones familiares, herencias y rencillas, las coartadas y los móviles que se construyen en mosaico en torno a un tema central: los hombres que no amaban a las mujeres.

El camino lo abrió John MacNaughton con Henry, Portrait of a Serial Killer y ya en la década de los 90 Seven de David Fincher, poco después vendría la muy irregular el Coleccionista de huesos o la prescindible Copycat con una inverosímil Susan Sarandon. Hubo entretanto incursiones pseudo-documentales en el tema con la impagable Ciudadano X que se basa en la historia del ciudadano Chicatilo pasando por asesinos célebres como Ted Bundy, Ed Gein o Jeffrey Dahmer. American Psycho es una gran novela, pero una pésima película. Sin olvidar el paradigma de los asesinos en serie de principios de los 90, el temible Hannibal Lecter que silenció a todos los corderos.

Resulta un poco cargante el asesino mesiánico que usa la Biblia como libro de códigos y sus versículos como mensajes en clave. El filón del hermetismo, de sociedades secretas con sus pactos de honor y sus santos y señas parece no agotarse nunca.