Gomorra

Matteo Garrone traslada fielmente a la gran pantalla la novela de Roberto Saviano. No es de extrañar puesto que es autor de novela y guión. Un cierto hartazgo causan ya los Puzos, Savianos y demás cronistas del submundo de la mafia. Parece que el non-fiction que propugnaba Truman Capote con In Cold Blood como paradigma, gana adeptos en un tiempo en el que nos interesa de nuevo la memorialística en un viaje desde la ficción a la autoficción a la búsqueda de la verosimilitud perdida. Literatura que se sabe documental, pero no renuncia al deber de narrar.
La natural fascinación por un mundo cerrado sobre sí mismo con códigos y leyes propias que subvierten el estado creando una red de dependencias, y fidelidades debidas no nos oculta el hecho de que tras el esfuerzo documental subyace una cierta fascinación del horror.