Sunday, March 15, 2009

The Reader


El temperamento alemán ama los amores adolescentes torturados, desde las tribulaciones del joven Törless a Demian, aunque pensándolo bien quizá sea más bien una cuestión generacional puesto que el gran Meaulnes rompe la pauta germánica. Intuición primordial, premisa irrenunciable, el crimen de lesa humanidad lo constituye desplazar y desarraigar a un colectivo humano negándole toda posibilidad de integración. Una vez perpetrado el crimen de la segregación y el confinamiento del ghetto lo que ocurra después no es más que una consecuencia lógica.

La magnitud de la tragedia del genocidio que ponen en duda los revisionistas conduce por la recta senda del argumento al caso extremo del negacionismo que ahora se empeña en resucitar Williamson. Los silos de grano que fueron los primeros ensayos de cámaras de gas no eran estancos y los invalidan para su uso, la cremación era una medida higienista para evitar las pandemias. No se asesinó, se operó una selección progresiva de los menos aptos, darwinismo social en acción, que habrían de ser eliminados para hacer espacio a las oleadas de recién llegados. El asesinato selectivo fue el corolario de un plan premeditado de exterminio.

No se trata de buscar un argumento legalista y necesariamente reduccionista, qué nos importa la intencionalidad, la premeditación o la legislación aplicable. Si la cadena de mando puede ser o no un atenuante. La ley sólo busca responsabilidades individuales y no colectivas. Lo moralmente reprobable no son el cúmulo de actos individuales que se concatenaron para alumbrar la solución final, sino la premisa criminal que inició el proceso.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home