Monday, March 09, 2009

PINOCCHIO



Winshluss con una imaginación desbordante recrea el cuento de Collodi en un infierno posmoderno. A Blancanieves le practican un trasplante de corazón unos enanos libidinosos que sólo quieren resucitarla para que sea su esclava. Pinocho ya no es la historia de una marioneta sino la de un robot-frankenstein diseñado como arma letal por un Geppeto enloquecido y megalómano. El país de los niños en el que las fuentes son de chocolate fundido y de los árboles cuelgan bastones de caramelo se convierte por arte de birlibirloque en la alemania del 33. Ciudad infantil año cero.

Las ilustraciones asumen la herencia de Mazzanti, pero su cinismo sombrío es más propio de Robert Crumb y el comic contracultural de los 60, también se adivinan ecos de Spiegelman y su fabulación ejemplificadora en la que los alemanes son gatos, los judíos ratones, los polacos cerdos, y los americanos perros lo que indica a la vez un proceso de compresióny simplificación. El original de Collodi tiene la ambición alegórica de lograr que un personaje afable encarne la maldad del mundo. El cómic de Winshluss se basa libremente en el mismo tema y asume la voluntad satírica.

Los aciertos visuales nos llevan por un recorrido emocional del siglo XX y su inconsciente colectivo. El viaje a la luna, el payaso diabólico, el hundimiento del Titanic, Jack el destripador, el flautista de Hamelin, el país de Nuncajamás, Jonas y la ballena, ... Son todo imágenes que han quedado grabadas en nuestra retina. Winshluss recupera el final original, despiadado y moralizante de Collodi en el que Pinocho es colgado por sus pecados, es sólo después cuando Collodi nos regala un happy end más propio de Walt Disney en el que el muñeco díscolo deviene humano sin remedio.

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