Friday, December 07, 2007

Yihe yuan



Amor en tiempos revueltos, de revolución y confusión. Algo confundidos nos deja el director cuya única audacia parece ser atreverse a contravenir la disciplina de partido osando tratar un tema tan controvertido como la matanza de la Plaza de Tien an Men. La pregunta que cabe hacerse es si realmente se concibe el movimiento estudiantil chino de los 80 como algo más que un telón de fondo para una historia de amor imposible, inverosímil y pésimamente contada. Para oculta el doloroso hecho de que no sucede nada el director nos somete al tercer grado echando mano de trucos tan banales como las superposiciones y el montaje entrecortado, múltiples bandas sonoras y cortes incesantes. Por mucho que mueva la cámara no puede ocultar el hecho de que no tiene nada que contar. Todo es ruido de fondo: sonoro, visual, causal. Pretende ser ruido y furia y se queda en murmullo y pateleta.

La subversión política y la transgresión sexual parecen ser los temas que a modo de bajo continuo nos muestra de manera machacona. No creo haber visto representación más banal y repetitiva del sexo en el cine, en toda mi vida. Nagasi Oshima habría llorado como un niño al ver estas imágenes que ni siquiera alcanzan a ser sórdidas. Sexo y revolución es algo escaso como coartada narrativa si no sirve para nada más que una concatenación de vivencias contadas en primera persona a modo de diario secreto de una mujer liberada. Nada que no hubiera escrito Anaïs Nin más de sesenta años antes. Ni el descubrimiento del otro, del propio cuerpo ni el descubrimiento mutuo puede emocionar al ser contado sin un esfuerzo previo de inteligibilidad.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home