Auf der Anderen Seite

Parece que el cine posmoderno ha llegado para quedarse. Si el gran descubrimiento del cine de principios de siglo fue el montaje alternado y las acciones paralelas para crear superposiciones que hicieran más plástico el movimiento, ahora se repliega sobre sus antecedentes literarios y explora las narraciones que se entretejen hasta crear un nudo en la garganta que deja muchos cabos sueltos. Nada que objetar al planteamiento narrativo de Fatih Akin en su nueva propuesta cinematográfica, aunque quizá resulte un tanto repetitivo en sus obsesiones: el desarraigo, la esquiva identidad cultural, la complacencia europea, el salvajismo oriental. Puede entenderse prácticamente como un panfleto pro adhesión y no sorprende nada el premio LUX que le ha otorgado el parlamento europeo. Estamos de enhorabuena, un Nobel turco, un cineasta turco-alemán con vocación integradora.
Le falta garra en todo caso a esta cinta que nos plantea demasiadas coincidencias que pretenden no ser casualidades, forzada la militancia de la joven turca que pide asilo en Alemania, desdibujada la relación entre la joven estudiante de inglés y español y la activista que reniega de la causa al conocer la muerte de su amante y amiga. Vidas cruzadas al borde de un camino que se hace al tropezar. Una madre que descubre demasiado tarde a una hija que sigue sus pasos sin conocerlos, un hijo poco pródigo, profesor de literatura y amante de Göethe, amante de los que aman, que decide repudiar a su padre condenado por la muerte accidental de una prostituta tornada ama de casa y mujer de hecho aunque no de derecho.
La identidad cultural a caballo entre dos mundos, puente entre Oriente y Occidente, centro del mundo y sus inmundicias. Estambul la ciudad de las tres culturas y las tres orillas, el cuerno de la abundancia, las islas de los príncipes.
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