Sunday, August 13, 2006

Der Himmel über Berlin



Muchos han aclamado al realizador alemán como una de las figuras más importantes del cine de los ochenta. Desde entonces su mirada ha deambulado por paisajes de ficción para centrarse en la artesanía de lo real siguiendo el código del documental. Si tomamos la obra de Wenders desde Der amerikanische Freund, 1977 a The End of Violence, 1995, sorprende que en el arco que describe desde la adaptación de Patricia Higshmith hasta Der Himmel über Berlin, sea donde encontremos una estética madura que tensa la cuerda de la monotonía logrando notas discordantes.

Viajero infatigable que recorre desiertos y planicies para acabar zambulléndose en las profundidades del alma humana. Producto de esos viajes son películas imprescindibles como El amigo americano, Der Stand de Dinge, 1982, Paris-Texas 1984, Tokyo-Ga 1985 o Der Himmel über Berlin, para luego caer en desgracia como su padrino. Wenders a partir de Until the End of the World, 1991 parece haberse perdido en su particular travesía del desierto, anuncia la decadencia del cine de autor y se suma a Godard en su profecía sobre la muerte del cine.

Quizá se pueda salvar de la quema Lisboa Story, 1994, para amantes de Lisboa y del fado. Una película de un cineasta en decadencia, sobre un director en horas bajas que pide la colaboración de un viejo amigo técnico de sonido para filmar en una de las ciudades más deliciosamente decadentes de Europa. Todo muy autobiográfico.

Cielo sobre Berlín es una obra clave para entender la evolución del cine de autor de fin de siglo, y una de las mejores películas de Wim Wenders. El director de Alice in den Städten, 1973 crea en colaboración con Peter Handke, autor entre otras de novelas como La mujer zurda o relatos como Los avispones, y con las Elegías de Rilke como trasfondo, un Berlín poblado por ángeles que se convierte en poema de amor, en canción desesperada. Las miserias humanas no logran disuadir a los mismísimos ángeles de su romántico propósito de fundirse en fraternal abrazo con la condición humana.

Se trata de un viaje triple. El de los berlineses, reflejo fiel de la humanidad. Los ángeles atemporales y con el don de la ubicuidad que perciben las huellas de la historia alemana reciente, y el de Damiel, ángel protagonista que decide convertirse en hombre como en el mito rumano de Miorita, tema recuperado por Eminescu en su poema Luceafarul. Cuento que no de navidad, conducido por la mano de Handke que no de Dickens, este recorrido lírico, estilizado y metafórico reinterpreta el mito luciferino del ángel caído como un acto de generosidad logrando un equilibrio imposible entre Wenders que retrata Berlín a vista de ángel y Handke que escribe con pluma afilada.

Resulta muy revelador que un film anecdótico, dictado por el azar, sin guión, al más puro estilo Casablanca, acabe resultando obra de referencia, expresión melancólica y desesperada, pero sincera de la vida. Después de Cielo sobre Berlín el cine de Wenders se vuelve confuso y obtuso, incomprensible aunque estéticamente válido.

2 Comments:

Blogger Aiala Ruiz de Alegría said...

A ver si de puntillas me atrevo a dejar huella, con lo brillante que te había quedado el fregado.
Te diré que el cielo de Berlín se ha desencapotado y nos estruja a todos otra vez en un abrazo que aprieta pero no ahoga. El fresquito de la mañana en Vespa hoy cosquilleaba sin ponerse pesado, y para el miércoles se anuncian mimos y caricias. En Eberswalder strasse hay un kiosko sobre cuyo techo siestean un maniqui que se tambalea, un par de alas negras y algo más que rompetechos no acierta a ver. Y las alas se han caído y nadie las ha vuelto a colocar en su sitio, y yo no llego, quisiera ser tan alta como la luna...
¿Podemos jugar a mandar abrazos en los comentarios o queda poco profesional?

3:49 AM  
Blogger marta said...

Mi personaje es, sin duda, Cassiel. El que asiste sin protagonizar y sufre sin sentir.

Alguien debería estudiar la producción de ese "dream team" que forman, Wenders, Handke y Przygodda.

Creo que también hubo un director de fotografía habitual, puede que Robby Müller, aunque no estoy segura. Este desertó después tras las faldas del pupilo, Jim Jarmusch.

8:43 AM  

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