Sunday, May 17, 2009

The Boy in the Striped Pyjamas


El acierto de la novela de Boyle es sin duda el punto de vista narrativo. Es la mirada del niño la que hace que la historia respire veracidad. Günter Grass ya exploró con acierto las posibilidades de hacer hablar a un niño eterno que rompía los cristales a gritos y atronaba con su tambor de hojalata a los adultos. Traía malas nuevas. Hacer hablar a un niño permite una lectura del mundo que invierte los valores de lo bueno y lo malo, los soportable y lo insoportable restituyéndolos a un estadio primordial antes de que la verdad se convirtiera en una convención y la justicia en un pacto.

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