Waiting for Godot

Aunque la crítica reconoció desde la década de los 50 la influencia del vodevil y de los gags típicos del cine mudo en el teatro beckettiano, la producción incide demasiado en la vis cómica de los actores. Cuando Vladimir exclama "together again at last" baila un shimmy en sordina cruzando el escenario. El Estragon de McKellen imita el baile de Lucky con una dignidad chaplinesca. Por no hablar de la famosa escena en la que Didi y Gogo efectúan todas las permutaciones posibles de tres sombreros traicionando la destreza ensayada de un par de veteranos cómicos que desempolvan un viejo número de su repertorio.
La prensa londinense se queja amargamente de que se haya edulcorado el tono sombrío del drama original en dos actos. Un Beckett para todos los públicos que trata de colmar el vacío de voluntad, desasosiego existencial en el que se sumía la obra funesta en la que no pasaba nada: "nothing happens, no one comes, no one goes, it is awful." Quizá sea buena muestra de lo mucho que ha cambiado el teatro moderno, el hecho de que la obra de Beckett que en su día despertó las iras de sus contemporáneos por su contenido subersivo, ahora se estrena en uno de sus teatros más emblemáticos, el Royal Haymarket Theatre, pero como siempre el precio a pagar es alto.
1 Comments:
Sorry for writing in English, but it is better to write reasonably well in English than awfully wrong in Spanish (no hablo).
I wish details on the Beckett's play, I am extremely interested in Beckett.
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